Beato Arnoldo
Jules‐Nicolas Rèche, llamado después Hermano Arnoldo, nace de una familia pobre de Landroff (diócesis de Metz), en Lorena el 2 de septiembre de 1838, primogénito de 9 hermanos, 5 varones y 4 mujeres. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento.
Las estrecheces económicas obligan a los padres a mandar a Jules‐Nicolas, con sólo 11 años, a trabajar en una empresa de construcción, por lo cual debe abandonar la escuela. Se distingue entre sus compañeros de trabajo por su seriedad y la aplicación a las prácticas religiosas.
Sucesivamente, en 1858, va a trabajar con un señor del lugar, en el castillo de Raville, como palafrenero y cochero. Pero poco después abandona ese trabajo, porque no lo juzga adaptado a sus principios morales.
Regresa entonces como carretero a la empresa de construcción que había abandonado y que mientras tanto se está dedicando a edificar la Iglesia de Nuestra Señora en Charleville. Y es allí cuando se encuentra por primera vez con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, porque participa en los cursos nocturnos que esos religiosos han organizado para los obreros. A él le encanta el trabajo que realizan y solicita entrar en la Congregación. Entra en el Noviciado de Beauregard‐Thionville en 1862 y se convierte en el Hermano Arnoldo.
A pesar de las exigencias de la enseñanza a tiempo completo, logra estudiar y llegar a ser experto en teología, matemática, ciencias y agricultura, que enseña a pequeños grupos de alumnos más preparados.
Durante la guerra franco‐prusiana del 1870, trabaja con otros Hermanos como enfermero para dar respuesta a las necesidades médicas y espirituales de los heridos en el campo de batalla. Por ello, recibe la cruz de bronce.
La intensidad de su vida de oración y su amor por la práctica de la penitencia, impulsan a los superiores a nombrarlo director de los novicios en Thillois. Allí logra conquistar el corazón de los que son confiados a sus cuidados por la particular atención que presta a su desarrollo espiritual y profesional. Se comienza a hablar de pequeños milagros, así como también de su singular capacidad de leer las conciencias.
El Hno. Arnoldo es conocido por su devoción a la Pasión de Cristo y su docilidad al Espíritu Santo, que, como él mismo hace notar a menudo, “fortifica el corazón de los hombres”. Cuando el noviciado es trasladado a un nuevo centro en Courlancy, cercano a Reims, en 1855, el Hno. Arnoldo contribuye a hacerlo dedicar al Sagrado Corazón.
Muere el 23 de octubre de 1890, con tan sólo cincuenta años y fama de santidad, algunos meses después de su nombramiento como Director General del Instituto Sagrado Corazón.
01/11/1987: Beatificación - S.S. Juan Pablo II
Memoria litúrgica: 23 de octubre